Es harto sabido que la evaluación en el sistema educativo resulta fundamental para reconducir y mejorar el proceso de enseñanza y aprendizaje y contribuir de esta forma al desarrollo integral del alumnado.
Con el fin de conseguir este desarrollo integral y teniendo presentes los avances tecnológicos en todos los ámbitos de la sociedad, la escuela debe asumir el reto de formar al alumnado en la competencia digital, cuyas ventajas han quedado manifestadas a lo largo de este MOOC.
Ante esta tesitura, cabe cuestionarnos cómo debemos plantear la evaluación de dicha Competencia Digital. Llegados a este punto quisiera compartir una reflexión publicada por Carlos Magro en su blog co.labora.red:
Cada vez que evaluamos deberíamos preguntarnos cuál es la finalidad de esta evaluación y si es adecuada para esa finalidad. Deberíamos preguntarnos cuáles son las consecuencias, pretendidas y no pretendidas, de esa evaluación. ¿Qué ocurriría si en lugar de medir la adquisición de conocimientos que quedarán obsoletos rápidamente les evaluáramos por su capacidad de aprender a aprender y trabajáramos para favorecer grandes capacidades que puedan recrearse, adaptarse y actualizarse a lo largo de la vida?, ¿Qué ocurriría si evaluásemos por su capacidad para transformar sus entornos?, ¿Qué ocurriría si evaluásemos su capacidad para vivir y trabajar en la incertidumbre?…
Teniendo en cuenta las palabras de Magro, el poder de una buena evaluación desde luego que puede dar un giro enorme a las metodologías de enseñanza. En este sentido, considero que el trabajo con las nuevas tecnologías constituye de por sí un mecanismo de autoaprendizaje y por consiguiente, de evaluación e incluso de autoevaluación. El alumnado que actualmente puebla nuestras aulas, tiene adquiridas de forma innata habilidades con las nuevas tecnologías, plantearles cualquier tarea en muchas ocasiones supone que ellos y ellas hagan uso y despierten esas habilidades que como homo digitales tienen adquiridas.
Para poder llevar a cabo la evaluación de la competencia digital tanto por parte del docente como del propio alumnado, vamos a necesitar una serie de instrumentos que nos faciliten esta labor. Para no citar un amplio elenco de instrumentos, me centraré en aquellos que considero más actuales:
1º Rúbrica: para su elaboración es preciso tener bien clara la tarea que el alumnado tiene que realizar. Además, incluye una serie de indicadores y descriptos de cada una de las áreas de la competencia digital, así como el desglose de los grados de adquisición de cada uno de dichos descriptos.
2º Diana de evaluación: con la misma podemos comparar los resultados de una evaluación inicial y final y saber la evolución de nuestro alumnado.
3º Presentaciones, Reflexiones, comentarios… del alumnado en sus portfolios.
Para poder evaluar de forma fehaciente con dichos instrumentos vamos a necesitar una estrategia fundamental, esta no es otra que la observación sistemática del trabajo del alumnado.
Para finalizar, y con respecto a los tipos de evaluación ( Evaluación de diagnóstico, evaluación formativa y evaluación sumativa) considero que todas nos aportan información importante y necesaria. Para que tenga sentido su aplicación deberemos ser conscientes de los momentos de aplicación, pues la tarea del docente no consiste únicamente en rellenar documentos de evaluación sino, en enseñar y vivir la educación de nuestro alumnado de forma cercana y no como meros administrativos.
Para poder llevar a cabo la evaluación de la competencia digital tanto por parte del docente como del propio alumnado, vamos a necesitar una serie de instrumentos que nos faciliten esta labor. Para no citar un amplio elenco de instrumentos, me centraré en aquellos que considero más actuales:
1º Rúbrica: para su elaboración es preciso tener bien clara la tarea que el alumnado tiene que realizar. Además, incluye una serie de indicadores y descriptos de cada una de las áreas de la competencia digital, así como el desglose de los grados de adquisición de cada uno de dichos descriptos.
2º Diana de evaluación: con la misma podemos comparar los resultados de una evaluación inicial y final y saber la evolución de nuestro alumnado.
3º Presentaciones, Reflexiones, comentarios… del alumnado en sus portfolios.
Para poder evaluar de forma fehaciente con dichos instrumentos vamos a necesitar una estrategia fundamental, esta no es otra que la observación sistemática del trabajo del alumnado.
Para finalizar, y con respecto a los tipos de evaluación ( Evaluación de diagnóstico, evaluación formativa y evaluación sumativa) considero que todas nos aportan información importante y necesaria. Para que tenga sentido su aplicación deberemos ser conscientes de los momentos de aplicación, pues la tarea del docente no consiste únicamente en rellenar documentos de evaluación sino, en enseñar y vivir la educación de nuestro alumnado de forma cercana y no como meros administrativos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario